Decimonovena entrada. Película educativa.

 


Voy a comentar una película que desde que la vi, marcó mi preferencia por un estilo docente activo. Yo nunca he tenido un profesor/profesora que me motivara y que me hiciera sentir bien en clase, solo he tenido enseñantes de contenidos, por eso, cuando vi la película me di cuenta de que otra forma de enseñar era posible y que si algún día yo enseñaba, sería más parecido al Sr. Keating que al director de la academia Welton.

No quiero hacer un resumen tradicional de una película, quiero poner de relieve esos dos estilos de enseñanza que detesto por un lado y admiro por otro.

En la película podemos ver como en la academia Welton, la más prestigiosa de EEUU y  fundamentada en un modelo cuyo lema es tradición, honor, disciplina y excelencia, los profesores titulares se encargan de enseñar férreamente bajo esas premisas. 

Encontramos pues dos modelos educativos radicalmente opuestos. El de la academia Welton, es un modelo conductista, donde los alumnos son meras tablas rasas en las que los profesores van a inculcar todo el conocimiento posible para alcanzar el éxito académico y posteriormente, social. Tienen un estilo de enseñanza basada en la repetición y en el castigo y, no dejan lugar a la diversidad, imaginación o actividad creativa. Todos los alumnos han de estudiar y esforzarse al máximo. Es un lugar donde el fracaso o la innovación de pensamiento no está permitida, de echo está sancionada. Según Octavi Fullat en su libro “Paideia” podemos calificar claramente este estilo educativo, como pedagogía tradicional. Lo importante no es el educando, sino el paradigma eterno de Hombre, el educando no decide sobre su educación.


Por otro lado, aparece el profesor de literatura John Keating, con un nuevo estilo. Sus enseñanzas están basadas en la teoría de aprendizaje conductista, donde los receptores de información aprenden en base a estímulos positivos y negativos en función de su comportamiento. Ejemplo de esto lo vemos cuando comienza sus clases de una forma inusual en esa institución, con una lección de vida de que todos moriremos algún día, explicando a sus alumnos que la vida es breve y que deberíamos exprimirla a cada momento para que valga la pena, pensamiento condensado en la frase “carpe diem”. Su principal objetivo es enseñarles a que piensen por sí mismos, que sean capaces de ver las cosas desde otro punto de vista, no solo desde del punto establecido, de echo les anima a subir a su mesa a observar cómo cambia la visión de las cosas solo con un acto tan sencillo. 

Volviendo al análisis de Fullat, podemos encuadrar a Keating en la pedagogía activa, donde la educación responde a los intereses y a las necesidades de los educandos. La escuela es vida y no solo preparación para la vida. Donde la cooperación es más importante que la competencia, y donde se aprende resolviendo problemas, experimentando y no solo a través de transmisión de saberes.


Este cambio en la visión de las cosas hace plantear a un grupo de alumnos que tal vez hay algo más allá de los aprendizajes teóricos que adquieren día a día y que tal vez puedan disfrutar de otro tipo de conocimiento y experiencias. Keating, les abre la mente y le hace pensar sobre sus gustos, preferencias presentes y de futuro. Tanto es así que un alumno, Neil Perry, que siempre había deseado ser actor, contradice las órdenes de su padre y se anima a interpretar un papel en una obra de teatro. Este profesor sigue alentando a los alumnos, sin pararse a pensar en las consecuencias familiares que pueden tener sobre sus alumnos. La familia es un elemento muy poderoso para dirigir la vida académica de los estudiantes, tanto más, en un ambiente tan estricto como el que se respira en Welton. El padre de Neil al verse desobedecido decide enviar a su hijo a una escuela militar, pero el chico ante tal visión de futuro, decide quitarse la vida. Este acto hace que la institución se tambalee y tras la presión del resto de familias y dirección del centro, expulsan al profesor de literatura atribuyéndole la culpabilidad del suicidio del estudiante. Aquí claramente se está cortando cualquier actividad divergente con la tradición y estilo novedad.



¡Oh, mi yo! ¡oh, vida! de sus preguntas que vuelven,

Del desfile interminable de los desleales, de las

ciudades llenas de necios,

Pregunta

¿qué de bueno hay en medio de estas

cosas, Oh, mi yo, Oh, vida?

Respuesta:

Que estás aquí – que existe la vida y la identidad,

Que prosigue el poderoso drama, y que

puedes contribuir con un verso. 

¿Cuál será tu verso?


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