Si preguntamos a cualquier estudiante o un familiar suyo sobre las funciones que tiene un profesor, la respuesta genérica es que el profesor imparte la clase, que la podríamos englobar en el primer apartado: la de poner notas o evaluar, segundo apartado, y alguno esporádicamente se acuerda de la tutoría, tercer apartado. El resto son funciones tan o más importantes que las tres primeras y sin embargo son desconocidas por los usuarios del sistema educativo, y dicho sea de paso a modo de crítica, también olvidada muchas veces por los propios profesores.
Sabiendo
que todas, absolutamente todas tienen importancia y mucha relevancia en la
educación de los estudiantes, hoy con vuestro permiso me voy a centrar en una
de las que yo creo es imprescindible y que siempre bajo mi punto de vista, no
se le presta la atención que se debería. Me refiero a la función número 5 del Art. 91 de la LOMCE. “La atención al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y
moral del alumnado.”
Muchas
veces por presión social y académica los docentes se centran de forma casi
exclusiva en el currículo que tiene que impartir y parece que el único objetivo
es mostrar en clase a sus alumnos y alumnas la materia que le compete. En
muchas ocasiones las aulas parecen más una pista de carrera de donde hay que
impartir más y más conocimientos, a veces sin tener en cuenta si todos los
estudiantes están preparados para esa carrera.
Como
docentes, ya no solo porque lo diga la ley, tenemos que prestar especial atención
a los aspectos afectivos, sociales y morales de nuestro alumnado, no solo el
intelectual. Para que cualquier persona, no solo nuestros alumnos puedan tener
un aprendizaje de calidad, tenemos que conocer y saber si tienen alguna
dificultad familiar o en su entorno social, si tienen algún problema emocional
que pueda afectar a su rendimiento y personalidad. En definitiva, se trata de
conocer mejor a nuestro alumnado de forma que en la medida de lo posible podamos
desarrollar una educación más personal.
Los
docentes que estéis leyendo esto, seguro que estáis pensando. Sí, claro muy
bonito, pero tengo 5 o 6 grupos de 25-30 alumnos cada uno y apenas les veo 3-4
horas por semana. Con estas condiciones es imposible atender adecuadamente las
necesidades individuales de cada uno. Pues, si piensas eso, tienes razón, pero lo
que yo cambiaría es la palabra imposible por las de muy difícil y mucho trabajo.
Tal
vez no podamos tener un conocimiento pormenorizado de todos nuestros
estudiantes, pero sí que podemos hacer un primer barrido y detectar cuáles de
ellos o ellas necesitan una atención más personalizada y poder ayudarles no
solo en lo intelectual si no en el plano afectivo-social, emocional, moral y psicomotriz.
¿Estás
de acuerdo conmigo en que nuestro esfuerzo merecerá la pena y conseguiremos
mejores personas, no solo estudiantes?
Dímelo
en los comentarios.
Como valoras la posibilidad de que los tutores de cada grupo en educación secundaria tenga alguna hora de la semana en la que se lleven a sus alumnos hacer actividades fuera del centro escolar para conocerles mejor e influir mas en ellos a la hora de rendir en los estudios
ResponderEliminarComo bien sabes los tutores tienen una hora de tutoría y en esa hora se puede estar bien en el aula o en el patio o donde sea. Desde luego si es fuera del aula, el ambiente es más distendido y generas más confianza. Yo a veces a mis chicos/as un día les he sacado a tomar un helado y te aseguro que en ese ambiente, menos formal, están más relajados receptivos y se sienten más cercamos al adulto e incluso se lanzan a contar cosas que en el aula nunca se atreverían. Me parece genial lo que propones.
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